Soy tan floja que me tiro al piso para que me levanten
pero tan gorda que eso es muy difícil.
Eventualmente alguien se toma la molestia de acostarse
en el suelo a mi lado,
me hace sonreír,
se acompaña conmigo
y yo me dejo,
al fin y al cabo, nunca nos levantaremos.
Estando de panza contra la tierra, somos.
Soñamos más,
hablamos menos,
y hasta a veces, parece que creamos cosas,
como este poema.
Liv.