dimarts, de juny 30

Romance de Doña Ginebra

ROMANCE DE DOÑA GINEBRA

Cabalga doña Ginebra
y de Córdoba la rica,
con trescientos caballeros
que van en su compañía.
El tiempo hace tempestuoso,
el cielo se escurecía,
con la niebla que hace escura
a todos perdido había,
sino fuera a su sobrino
que de riendas la traía.
Como no viera a ninguno,
de esta suerte le decía:
-Toquedes vos, mi sobrino,
vuestra dorada bocina
porque lo oyesen los míos
que estaban en la montiña.
-De tocarla, mi señora,
de tocar sí tocaría,
mas el frío hace grande,
las manos se me helarían,
y ellos están tan lejos
que nada aprovecharía.
-Metedlas vos, mi sobrino,
so faldas de mi camisa.
-Eso tal no haré, señora,
que haría descortesía,
porque vengo yo muy frío
y a vuestra merced helaría.
De eso [no] curéis, señor,
que yo me lo sufriría,
que en calentar tales manos
cualquier cosa se sufría.
Él, desque vio el aparejo,
las sus manos le metía,
pellizcárale en el muslo
y ella reído se había.
Apeáronse en un valle
que allí cerca parescía,
solos estaban los dos,
no tienen más compañía,
como veen el aparejo,
mucho holgado se habían.

La gata de Gabriela

otro que tal...


El Joan Fontcuberta
(en castellano se diría "Juanito Fuenteencima")
(en valencià "Joanot, el de la font de les mosques)

dimecres, de juny 24

La manta al coll

La manta al coll i el cabasset
mon anirem al Postiguet
la manta al coll i el cabasset
mon anirem mon anirem al Postiguet
arreando a xim pam pum
arreando a xim pam pum

Una volta passejava
un guardia 'monocipal'
passejant-se per la plaça
cap amunt i cap avall
de la bragueta li faltava
la mansaneta i un boto
per allí se li mostraba
En Joaquim el director

El tio Pep de l'horta
es va trobar de casa
oberta la porta
pujant per l'escaleta
es troba un senyoret
que oberta la bragueta
li ensenyaba el cacahuet

Les xiques de Xixona
s'han comprat una romana
per a pesar-se les mamelles
dos voltes a la setmana
si vols que te les pese
posat panxa cap amunt
i voras quina polseguera
t'ix pel forat del cul

Per dos quinzets un puro
per tres una pipa
per quatre una guitarra
per cinc una xica
el puro pa fumar
la pipa pa lluir
la guitarra pa tocar
i la xica pa dormir

El Romance del Conde de Sisebuto


A cuatro leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo,
existe un castillo viejo
que edificó Chindasvinto.

Lo habitaba un gran señor,
algo feudal y algo bruto;
se llamaba Sisebuto
y su esposa, Leonor,

y Cunegunda, su hermana,
y su madre, Berenguela,
y una prima de su abuela
que atendía por Mariana,

y su cuñado, Vitelio,
y Cleopatra, su tía,
y su nieta, Rosalía,
y su hijo mayor, Rogelio.

Era una noche de invierno,
noche cruda y tenebrosa,
noche sombría, espantosa,
noche atroz, noche de infierno,

noche fría, noche helada,
noche triste, noche oscura,
noche llena de amargura,
noche infausta, noche airada.

En un gótico salón
dormitaba Sisebuto,
y un lebrel seco y enjuto
roncaba en el portalón.

Con quejido lastimero
el viento fuera silbaba,
e imponente se escuchaba
el ruido del aguacero.

Cabalgando en un corcel
de color verde botella,
raudo como una centella
llega al castillo un doncel.

Empapada trae la ropa
por efecto de las aguas,
¡como no lleva paraguas
viene el pobre hecho una sopa!

Salta el foso, llega al muro,
la poterna está cerrada.
-¡Me ha dado mico mi amada!
-exclama-, ¡vaya un apuro!

De pronto algo que resbala
siente sobre su cabeza;
extiende el brazo y tropieza
con la cuerda de una escala.

-¡Ah!... -dice con fiero acento.
-¡Ah!.. -vuelve a decir gozoso.
-¡Ah!.. -repite venturoso.
-¡Ah!.. -otra vez, y así, hasta ciento.

Trepa que trepa que trepa,
sube que sube que sube,
en brazos cae de un querube,
la hija del conde... ¡la Pepa!

En lujoso camarín
introduce a su adorado,
y al notar que está mojado
lo seca bien con serrín.

-Lisardo... mi bien, mi anhelo,
único ser al que adoro,
el de los cabellos de oro,
el de la nariz de cielo,

¿qué sientes, di, dueño mío?,
¿no sientes nada a mi lado?,
¿qué sientes, Lisardo amado?
Y él responde: - Siento frío.

-¿Frío has dicho? Eso me espanta.
¿Frío has dicho? eso me inquieta.
No llevarás camiseta
¿verdad?... pues toma esta manta.

-Y ahora hablemos del cariño
que nuestras almas disloca.
Yo te amo como una loca.
-Yo te adoro como un niño.

-Mi pasión raya en locura,
-La mía es un arrebato.
-Si no me quieres, me mato.
-Si me olvidas, me hago cura.

-¿Cura tú?, ¡Por Dios bendito!
No repitas esas frases,
¡en jamás de los jamases!
¡Pues estaría bonito!

Hija soy de Sisebuto
desde mi más tierna infancia,
y aunque es mucha mi arrogancia,
y aunque es mi padre muy bruto,

y aunque temo sus furores,
y aunque sé a lo que me expongo,
huyamos... vamos al Congo
a ocultar nuestros amores.

-Bien dicho, bien has hablado,
huyamos aunque se enojen,
y si algún día nos cogen,
¡que nos quiten lo bailado!

En esto, un ronco ladrido
retumba potente y fiero.
-¿Oyes? -dice el caballero-,
es el perro que me ha olido.

Se abre una puerta excusada
y, cual terrible huracán,
entra un hombre..., luego un can...,
luego nadie..., luego nada...

-¡Hija infame! -ruge el conde.
¿Qué haces con este señor?
¿Dónde has dejado mi honor?
¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde?, ¿dónde?

Y tú, cobarde villano,
antipático, repara
cómo señalo tu cara
con los dedos de mi mano.

Después, sacando un puñal,
de un solo golpe certero
le enterró el cortante acero
junto a la espina dorsal.

El joven, naturalmente,
se murió como un conejo.
Ella frunció el entrecejo
y enloqueció de repente.

También quedó el conde loco
de resultas del espanto.
El perro... no llegó a tanto,
pero le faltó muy poco.

Desde aquel día de horror
nada se volvió a saber
del conde, de su mujer,
la llamada Leonor,

de Cunegunda su hermana,
de su madre Berenguela,
de la prima de su abuela
que atendía por Mariana,

de su cuñado Vitelio,
de Cleopatra su tía,
de su nieta Rosalía
ni de su chico Rogelio.

Y aquí acaba la leyenda
verídica, interesante,
romántica, fulminante,
estremecedora, horrenda,

que de aquel castillo viejo
entenebrece el recinto,
a cuatro leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo.

Autor: Joaquín Abatí y Díaz

divendres, de juny 19

Estación de Atocha (Madrid)


Creo que fué en el verano de 1992 cuando mi amigo Ernesto, también aficionado a la fotografía, me dijo que si me iba con él a un asilo de ancianos que dirigía su tia (la Madre Superiora) en Fuentes de Bejar (Cáceres).
No me lo pensé dos veces, asi que preparamos las mochilas, metimos las motos en el tren (la Mobylette mía y la Puch de Ernesto) y nos colgamos las cámaras al cuello, él con su Zenza Bronica de 4,5x6 y yo con mi flamante Hasselblad recién estrenada.

Estas son las fotografías que hice en los 7 dias de estancia allí.

Técnicamente estas fotos son un híbrido entre analógico y digital, por que si bien estan reveladas con negativo clásico, nunca llegué a positivarlas en papel, (maldita gossera...) y 10 años después, ya con cámara digital, se me ocurrió "fotografiar" los negativos sobre una mesa de luz y pasarlos al ordenata.

En otro rato pondré las que hizo Ernesto.

El maquinista

En camino

Cabezadita

La Madre Superiora

s/t

Dune

Paisaje

Mercat

s/t

s/t

Dos formas de locomoción

De Xarreta

Paellas pa tó el Asilo, xè...


Un dia nos metimos en la cocina y les preparamos esas paellas.
(el menda con el delantal és el que plublica esta cosa)

Observesé la cara de sorpresa de la hermana superiora.

Arbre

Paisaje

Paisaje con grua

s/t

s/t

Paisaje

s/t

s/t

Teulat vertical

Sabates

paragüero

paragüero (2)

paragüero (3)

weleta

weleta

Paisaje

Ernesto i les nostres "motards"

Textures...

Disparo fortuito

Autorretrato

Rocas

Paisaje